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Entre 1935 y 1939, José Clemente Orozco realizó una serie de pinturas murales en la capilla mayor del Hospicio Cabañas, en Guadalajara. En estas obras, el artista compaginó su expresión plástica con la crítica social y cultural, representando la historia de México desde la época prehispánica hasta la primera mitad del siglo XX.


La calidad de estos murales, que alcanzan su máxima expresión en “El hombre en Llamas”, pintado en la cúpula de la capilla, junto con la belleza arquitectónica, le valieron al inmueble la declaratoria de Patrimonio Mundial por la UNESCO.


El mural representa el mito griego de Prometeo, el dios que robó el fuego del Olimpo para entregárselo a la humanidad, marcando así el progreso y el inicio de la civilización. Por tal osadía, Zeus condenó a Prometeo a estar encadenado en una roca, donde cada día un águila le comería el hígado, pero cada noche el dios regeneraría su cuerpo; condena que viviría hasta el fin de los tiempos.

 

La pintura también simboliza los cuatro elementos de la naturaleza según los griegos: fuego, aire, agua y tierra.


– El fuego está representado por la figura humana que parece caminar en el centro de
la pintura y está envuelta en llamas.


– El aire se representa a través del hombre cuyo cabello parece puntiagudo por efecto del
viento.


– El agua y la tierra están simbolizados por el tercer hombre, barbado y calvo, que parece
recostarse.


– En el interior de la capilla del Museo Cabañas, José Clemente Orozco pintó un total de 53 murales por encargo del entonces gobierno de Jalisco. En estos murales, plasmó la historia nacional con un enfoque crítico, abordando temas como la Conquista de México, la Colonia, la relación entre españoles e indígenas y la modernidad.